lunes, 20 de marzo de 2023

Reflexión personal I

         CUARESMA - SEMANA SANTA    

         Reflexión personal

     
        La Cuaresma se caracteriza por su orientación a la Semana Santa, en la que celebramos el MISTERIO PASCUAL, es decir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Se considera como un camino preparatorio hacia la Pascua, para que nos encontremos abiertamente con Cristo que sufre y muere en la Cruz, perdonando a los que le crucifican, y toparnos con Cristo que resucita y ofrece a todos su alegría, su vida, su felicidad terrena y celestial.

       Pues con estos planteamientos, y añadiendo que ÉL nos dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” y también que “estaría siempre con nosotros”, podemos preguntarnos: ¿me siento solo e incomprendido en la vida?, ¿me aqueja el dolor, la enfermedad, el desprecio o indiferencia de los demás?, ¿Me apena y preocupa la sociedad injusta y tan materialista, que me rodea, y que observo con frecuencia: emigrantes, pobres, guerras absurdas, enfrentamientos entre familias o vecinos, etc.?, ¿Estoy desconcertado y desilusionado con mi vida sin sentido y aburrida?, ¿Me siento perplejo y confundido con los nuevos estándares de vida personal y familiar, que nos están imponiendo en la vida personal, familiar y social en general: abortos, eutanasia, amor libre y erotismo a la carta para niños y mayores, las teorías transgénero, que quieren imponernos?

        Precisamente, la CUARESMA y la SEMANA SANTA, vienen un año más para orientarnos y acompañarnos, y seguir asentando nuestra vida sobre bases sólidas y perennes, que ofrecen alegría, sentido e ilusión en la vida, amor verdadero y compartido en la sociedad, en la familia, en la amistad, en el trabajo, en las diversiones, en el dolor, etc. etc.

        En estos días, se trata de mirar a Cristo, sufriente y muerto por amor; y, al mismo tiempo, resucitado y glorioso; y dejarse empapar -con humildad y confianza- por su amor, su ejemplo, sus palabras, su ternura, y por su ilusión de vivir y convivir con nosotros.



        Y para encontrarte con Cristo, mírale y contémplale con la Cruz y en la Cruz, y también trátale más estos días en la oración personal, en la lectura de la Pasión, en la oración eucarística, la Santa Misa; y -no puede faltar- acude a Él en el Sacramento de la Confesión, donde encontrarás perdón y misericordia, paz y alegría, y la fuerza del Espíritu para cambiar de vida, mejorar el comportamiento, y sentirte invencible con la alegría y la gracia del Resucitado.









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