Trabajar en la viña del Señor
Con un ejemplo muy gráfico -los dos hermanos enviados por el padre a trabajar en la viña- Jesús, una vez ms, nos instruye –y advierte- sobre las verdaderas coordenadas por las que ha de discurrir nuestra respuesta a su llamada o vocación cristiana. No es suficiente hablar y prometer, alardear de bondades y proyectos, creerse ya buenos porque en efecto ya cumplimos “lo suficiente”, o porque realmente hacemos las cosas mejor que otros. Lo verdaderamente importante es cumplir el deber de cada momento con humildad y generosidad, sin perder de vista el amor de Dios, y por tanto, muchas veces, sin olvidarnos del arrepentimiento humilde y esperanzado.
Jesús les dijo: “En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y, aún después de ver esto, no os arrepentisteis ni le creísteis”.
Gracias, Señor, por esta crítica que nos haces a tantos cristianos,
que nos creemos mejores, porque ya rezamos algunas veces,
participamos en la Eucaristía dominical, damos alguna limosna
y nunca robamos ni molestamos gravemente al prójimo.
Pero, Tú, Señor, quieres otras “bondades” más exigentes
y comprometidas, y por supuesto más valiosas y gratificantes.
¡Es tan fácil ensimismarse con las propias cualidades y virtudes!
¡Somos tan propensos a auto justificarnos y sobrevalorarnos en exceso!
¡Es tan fácil ver la paja en el ojo ajeno, que, aún sin darnos cuenta,
impedimos ver los defectos, pecados y limitaciones,
tan grandes como vigas, en nuestra cara!
Pero, Tu, Señor, nos abres un camino llano y carretero,
repleto de posibilidades y ayudas, para que todos podamos caminar por él,
disfrutar del trayecto, y llegar felices y satisfechos a la meta.
Que la verdadera fe me ayude a conocerme como soy
y cómo debo caminar por la senda de la santidad y del apostolado.
Que la humildad y la sinceridad me ayuden
a reconocer mis defectos y fallos, y a pedirte perdón cuando lo necesite.
Que la valentía y la generosidad me estimulen
a caminar sin parar haciendo el bien.
Que nunca me crea suficientemente bueno y santo,
ni me detenga, o me enfríe, en la lucha por la santidad.
Que mi oración de cada día me haga ver claro el camino de la vida.
Que la Eucaristía frecuente me estimule a no cejar en el empeño
por vivir la caridad con el prójimo.
Que nadie me gane en amarte y en servir a los demás por amor a Ti.
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(Proponemos un pequeño esbozo de algunos santos o beatos, que celebramos cada semana, y que puedan servir como modelos de vida cristiana, maestros en la fe y en la práctica de la caridad, y en consecuencia intercesores cercanos y asequibles. Queremos que sea una propuesta para leer y conocer más ampliamente sus vidas acudiendo a otras páginas, como santorales que tanto abundan en las redes sociales).
Un buen amigo siempre es un tesoro;
y es que no se puede vivir sin amigos; por eso es importante cultivar la
amistad y disfrutar de y con los amigos. Nosotros, como cristianos, tenemos la
suerte de participar también de unas amistades extraordinarias, que siempre nos
acompañan y están dispuestos a ayudarnos con su personalidad y con su
intercesión ante Dios Padre en el cielo. Estos son los santos, de los que
recordamos algunos que se recuerdan y celebran cada semana.
Otro santo, que destacamos, porque
luce con luz propia es, el 4/X, San Francisco de Asís (1181-1226). Un
joven que, después de una vida un poco licenciosa y alocada -su familia estaba muy
bien acomodada- lo deja todo para servir a Cristo en los pobres y necesitados,
y así “reparar la Iglesia” como le hace “ver” el Señor. Para eso, deja sus
riquezas, hasta la propia ropa que llevaba puesta, y se dedica a la oración y
penitencia y a ayudar a todos los necesitados. Haciendo de su vida un cántico
de alabanza a Dios, a través de su comportamiento, y también uniéndose a todas
las creaturas del mundo, animales y plantas, ríos y montañas, que son para él
motivo de alabanza a Dios, y cauce de acercamiento al amor de Dios, que él
derrocha en su alrededor. Pronto surgen muchos seguidores, discípulos fieles,
que le admiran y le veneran; y así se forma la congregación los franciscanos,
que él llamaba Hermanos Menores, para que su estilo de vida fuera
siempre la pobreza, la sencillez, el servicio, y el amor de Dios. La influencia
de su testimonio de vida, se extiende por toda Europa, e incluso él mismo viaja
a Tierra Santa, poniéndose en contacto con los musulmanes, siempre con su
espíritu de pobreza, sencillez y acogida fraterna. Se trata, pues, de uno de
los santos cuyas biografías merece la pena conocer, leer y meditar.
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El comienzo del Curso Pastoral, se presenta con novedades importantes para la Unidad Pastoral. Un nuevo Párroco dirigirá la pastoral, ayudado por el anterior, que sigue al servicio de la Parroquia. Además, la Unidad Pastoral se amplía en cuanto a pueblos o parroquias que atender. En su momento, informaremos con más detalle.
Por el momento comunicar que se está poniendo en marcha las Catequesis de niños y confirmandos, y demás servicios pastorales.
La semana termina el sábado, 7/X, con la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, que hace que Octubre sea considerado mes del Rosario. A la Virgen del Rosario, pues, nos encomendamos, así como todas las actividades pastorales, y en concreto con el rezo diario del Santo Rosario. Y también nos acogemos a las ayudas de los Santos Ángeles Custodios, cuya fiesta celebramos el dos de Octubre.
VIDA
CRISTIANA EN EL S. XXI
