sábado, 8 de abril de 2023

Reflexión personal II

 VIVIR la RESURRECCIÓN

        Reflexión personal.  II

        ¡Cristo ha resucitado! Este es el grito jubiloso de los cristianos. Es la gran Verdad, que hace posible la Iglesia, la que inunda los corazones de alegría, amor, entrega y generosidad; la que tranquiliza la mente y le da paz y seguridad: la que transforma los corazones en justicia, perdón y misericordia, en definitiva, la que provoca la santidad cristiana.

        Esta es la gran Verdad, que han vivido los verdaderos cristianos, los santos, así reconocidos por el Pueblo cristiano y ratificados por el Magisterio de la Iglesia como tales. No son los únicos, pero de estos no podemos dudar. Ellos han sido modelos de fe, esperanza y caridad, y ahora también intercesores desde el cielo. Entre ellos hay hombres y mujeres de todas las edades y profesiones, de todas las culturas y países. ¡Qué alegría conocerlos, apreciarlos e imitarlos, y tenerlos siempre como los mejores amigos y más fieles compañeros!

        Lo primero que nos enseñan y nos recuerdan es que todos los cristianos -por tanto, tu y yo- también hemos de aspirar a vivir la Resurrección de Cristo en nuestras vidas, cualquiera que sea nuestra edad, situación, trabajo, o circunstancias ambientales. ¡No solo es posible, sino que es un deber de todos. ¡Vivir siempre con la alegría de la Resurrección!

        Y por supuesto, sigue habiendo muchos cristianos que así viven, disfrutan y comparten con los demás la alegría, la paz, la generosidad, en una palabra: el Amor de Dios, porque están seguros de que Cristo ha resucitado, y camina por la vida con ellos y en su corazón. Quizá -como dice el Papa Francisco- son esos amigos, convecinos, colegas de “la puerta de al lado”.

        Porque Cristo ha resucitado, te digo con el Papa: “No tengas miedo de apuntar más alto, de dejarte amar y liberar por Dios. No tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. La santidad no te hace menos humano, porque es el encuentro de tu debilidad con la fuerza de la gracia. En el fondo, como decía León Bloy, en la vida existe solo una sola tristeza, la de no ser santos”.

                            
                                           ¡¡Cristo ha resucitado, 
                 y está siempre presente entre nosotros!!
                              !!Aeluia, Aleluia, Aleluia¡¡




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