sábado, 6 de abril de 2024

Altavoz Parroquial: 7/IV/2024

 2º Domingo de Pascua - B    Jn 20,19-31

Fe en la victoria

        En este segundo domingo de Pascua se repite todos los años el Evangelio que relata dos apariciones de Jesús a los Apóstoles. En la primera, además de saludarles con el saludo de la paz, les comunica el poder de perdonar los pecados. En la segunda está también presente Tomás, quien antes se resistía a creer a las mujeres que decían haber visto al Maestro resucitado. La ocasión era muy oportuna y propicia para darles la gran lección de la humildad y de la fe, que nos lleva a fiarnos de Dios y de lo que sabemos viene de Dios.

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        Luego dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mí costado; y no seas incrédulo, sino creyente”. Contestó Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!”.

    Señor, Jesús, que por fin abriste la mente y el corazón de los Apóstoles,
aún de los más tercos, soberbios y superficiales.

    Ciertamente estas actitudes abundan en nuestro entorno social y familiar,

y también, en muchos momentos, en mi propia vida,
ya que, a veces, me comporto con ligereza, o llevado por mi pereza o egoísmo;
y la soberbia me impide no tanto entenderte, cuanto responder
sincera y valientemente a mis obligaciones de cristiano,
y por tanto de persona leal, y de trabajador honrado,
de testigo valiente y público y de servidor humilde y sacrificado por los demás.

    Te pido la humildad de Tomás, para que cada día pueda decirte sinceramente:
“¡Señor mío y Dios mío!” con la seguridad de que me oyes y me amas,
y con la certeza de que me sigues y me ayudas.
Señor, que disfrute de esta fe tan fuerte y optimista,
y la testimonie entre mis compañeros, amigos y familiares.

    Que pueda rezar y proclamar públicamente:
“¡Cristo ha resucitado! Nada temo, porque Tu vas conmigo”.
Que, con naturalidad y sencillez, muestre siempre que soy cristiano,
y que por eso vivo más seguro, más feliz, más generoso y más optimista.

    Ante las crisis sociales de todo tipo, soy consciente de que la peor es
la crisis de bondad, de auténticos valores humanos, y en definitiva de santidad.
Con mi afán por la santidad y por ser apóstol en medio del mundo,
quiero proclamar: ¡Cristo ha resucitado!,
y prometo mantener encendido el Cirio Pascual de la Resurrección,
del triunfo sobre el pecado y la muerte,
y de la victoria sobre los males, guerras y miserias humanas,
que nos rodean y que tanto nos hacen sufrir.
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LOS SANTOS DE LA SEMANA, NUESTROS AMIGOS (7/IV/2024)
    Seguimos celebrando la Pascua de Resurrección que nos sitúa en el centro del Misterio Pascual, esto es, de la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Si las celebraciones de la Semana Santa nos admiran y atraen, y nos llevan a una más profunda conversión, la Resurrección de Cristo nos impacta con una inmensa alegría, paz y seguridad, que nos embarga y pone más unidos a Cristo y más comprometidos con su mensaje de vida y santidad, de misericordia y salvación.
    Los santos, nuestros amigos, que siguen alentándonos y guiándonos, son las buenas personas que acompañaron a Jesús de cerca esos días finales de su vida, y que fueron privilegiados con la cercanía y cariño de Jesucristo resucitado. Lo destacábamos la semana pasada.
    En esta semana, nos fijamos, el miércoles 10/IV, en el Beato Pedro María Ramírez Ramos (1889-1948), presbítero y mártir, que vivió y murió en Armero, Departamento de Tolima, en Colombia. Su santidad consistió en el cumplimiento fiel y generoso de su ministerio sacerdotal. Sin grandes heroicidades, supo reflejar a Cristo en su dedicación sacerdotal, vivida para la gloria de Dios y el servicio a los demás. Fue beatificado por el Papa Francisco el 8/IX/2017.
    
El viernes, 12/IV, otro santo que nos admira por su sencillez y naturalidad en el cumplimiento de su trabajo profesional, que consideraba como su sacerdocio al servicio de todos. Nos referimos a
San José Moscati (1880-1970), laico y médico de profesión, que atendía generosamente a todos como si fueran Cristo, sin importarle su peculio, pues los pobres también acudían a él y tantas veces les atendía sin importarle que no pudieran pagarle los servicios prestados. Además, su profesión sanitaria le convierte en el médico de los cuerpos y las almas, pues nadie marchaba indiferente de su trato y atención.  Para conocerle mejor, aquí.
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AGENDA PASTORAL
    La segunda semana pascual comienza con el Domingo de la DIVINA

MISERICORDIA
. Fiesta que erigió San Juan Pablo II el año 2000. Los textos bíblicos de la Santa Misa nos dan pie para abundar en este domingo sobre esta virtud tan profunda como esencial para entender y vivir la fe cristiana, pues podemos -como ha dicho y proclamado el Papa Francisco- definir a Dios como LA MISERICORDIA, y por tanto hay que evangelizar con el estilo de la misericordia. De esta manera podemos rezar: “Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia”. Siempre se ha predicado sobre la Divina Misericordia, pero ciertamente los últimos papas han abundado hasta la saciedad sobre esta cualidad divina, y este estilo de evangelizar. Proponemos algunos enlaces que pueden ayudar a crecer en esta dimensión, también para nosotros, que necesitamos siempre la Misericordia Divina, y cultivarla en nuestras relaciones sociales y en nuestra misión apostólica. Para abundar en este tema, pueden servir estos enlaces: Qué es la Divina Misericordia y porqué se ha convertido en una de las devociones más importantes. RenL. 20 ideas para celebrar en casa el domingo de la Divina Misericordia. Aciprensa.

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VIDA CRISTIANA EN EL S. XXI
    Proponemos en esta sección algunos testimonios de cristianos actuales -con el tiempo, quizá se les considere santos- cuyo testimonio de vida es ejemplar como ciudadanos cristianos, y también destacamos acontecimientos, o celebraciones de diverso tipo, que testimonian y promueven el bien, la paz y el amor cristiano en la familia, y en la sociedad en general.

    En primer lugar, recordamos el testimonio ejemplar del Dr. Jerome Lejeune (1926-1994). Médico de gran prestigio que revolucionó el estudio de las enfermedades hereditarias, y fue un acérrimo defensor de la vida en todos los momentos o circunstancias, y por tanto contrario a la eugenesia, al aborto, a la eutanasia, etc. Padre de cinco hijos, a los que educó cristianamente. En su familia se rezaba con frecuencia. Uno de sus hijos se expresaba de esta manera: “La brújula de su vida fue la verdad, gracias a su fe, la verdad fue también el camino del amor”. Ante la posibilidad de ser galardonado con el premio nobel de medicina, si “reconducía sus teorías” sobre la vida, él prefirió defender la vida, y ayudar a todos a recuperarla y disfrutarla en toda circunstancia, antes que los honores.

    En segundo lugar, recordamos y acogemos con alegría y esperanza el Año de la oración. Los verdaderos cristianos siempre se caracterizan por la bondad que viven y que difunden en su entorno social y familiar, y también por su espíritu de oración, que es lo que alimenta y refuerza las virtudes humanas en la fe, la confianza en Dios y la caridad con el prójimo. Por ello entendemos, que, precisamente en estos momentos fuertemente secularizados, el Papa Francisco nos haya propuesto a toda la iglesia que el año 2024 sea el Año de la oración, en el marco de la preparación hacia el Jubileo universal de 2025, que tendrá el lema “Peregrinos de la esperanza”.

    Una primera aproximación a este evento es repasar y “estudiar” la cuarta parte del Catecismo de la Iglesia Católica, dedicado a este tema. Y también puede ser muy útil y aleccionador el libro editado por la Comisión pontificia encargada de este evento, para animar y orientarnos por el camino de la oración en sus diversas facetas y posibilidades, que están al alcance de todos; y que se puede disponer de él en internet, en este enlace.











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