viernes, 29 de diciembre de 2023

Altavoz Parroquial: 31/XII/2023

 Sagrada familia - B       Lc 2,22-40

En el hogar de Nazaret

        En esta fiesta de la Sagrada Familia se celebra y se honra a la familia formada por María, José y el Niño Jesús. No podía faltar esta celebración durante la Navidad. Jesús vino al mundo en una familia, y en ese ambiente se educó como hombre y se preparó para realizar su obra salvadora. En el hogar de Nazaret se miran todas las familias cristianas, para aprender y dignificar la propia familia.

        El Evangelio de este día nos muestra a esta familia acudiendo al templo para “la purificación de María, y según la ley de Moisés llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor”. Igual que hacían todas las familias normales y devotas de entonces.
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        El Evangelio convertido en oración personal

        Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la Ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor” y para entregar la oblación, como dice la Ley del Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”.

    Gracias, Señor, por esa imagen tan aleccionadora de tus padres
llevándote al templo. La normalidad de tu familia, cumpliendo las leyes justas
del momento social, engrandecen la vida familiar, que se ajusta a tu santa ley y
disfruta del ambiente familiar y se ve premiada con una prole feliz y generosa.

    Te pido, en primer lugar, Señor, por mi familia: padres, hijos y hermanos.
Que en todos reine la bondad de corazón, la humildad y sencillez,
y la generosidad para fomentar la verdadera alegría y felicidad en el hogar,
y para dar amor y bienestar a todos los demás antes que a uno mismo.

    En esta misma línea pido por todas las familias del mundo:
que sean hogares luminosos y alegres, escuelas de humanismo,
iglesias domésticas, donde reine la paz, el amor y el temor de Dios.

    Quiero también acompañarte hoy y ponerme al lado de tus padres,
María y José, en la ceremonia de tu Presentación en el templo.
Como un criado familiar quiero ofrecer mis servicios a tan augusta familia,
y también observar las actitudes y comportamiento de aquel matrimonio santo.

    Pocos matrimonios han recibido tantos elogios y promesas optimistas
y esperanzadoras, y a la vez tantos presagios de dolor y contradicción.
El anciano Simeón rebosa de alegría porque ha visto y tocado al Salvador.
Se puede ya morir en paz. Ha llegado la luz a las naciones
y la gloria al pueblo de Israel. ¡Qué satisfacción escuchar estas palabras!

    Con la alegría de la profetisa Ana, quiero mostrar al mundo mi satisfacción
por conocerte y tratarte en tu ambiente familiar.
Ayúdame, Señor, a hacer de mi familia la iglesia doméstica donde Tu reines,
y todos, hijos, familiares, amigos y conocidos, encuentren un remanso de paz,
alegría, bienestar y amor de Dios; y en especial los pobres y necesitados
encuentren en mi casa acogida, calor y ayuda generosa.

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Santa María, Madre de Dios - B     Lc 2,16-21

Ante el trono de María    

        La Iglesia invita a los cristianos en este día a fijarse especialmente en la Madre de Jesús. Y para eso le dedica una fiesta a Ella sola: la octava de Navidad, titulándola con el

nombre más grandioso y sublime que puede pensarse, y aplicarse a una persona: Solemnidad de María, Madre de Dios. Sin duda se merecía este título por lo que participó en la venida de Jesús al mundo: aceptó libre y voluntariamente concebir en su vientre y parir a Cristo; y porque a los cristianos nos honra tratarla así, y nos da mayor confianza y alegría al acudir a Ella como intercesora y abogada, y sobre todo como Madre nuestra.

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        El Evangelio convertido en oración personal

        Los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les habían dicho de aquel niño Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores.

    Señor, un día más el evangelio de la Misa me habla de los pastores,
que te adoraron, los primeros, en la cueva de Belén.
Gracias, Señor, por estas personas, tan sencillas como encantadoras,
y tan piadosas como ejemplares para todos los creyentes.

    Por eso quiero ponerme a su lado y ser uno de ellos.
Señor, quiero empaparme como ellos del mensaje celestial:
“¡Gloria a Dios en el cielo,
y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!”.

    Embargado de admiración y felicidad, quiero dirigirme al portal
para llevarte lo mejor que yo tengo: mi corazón y los mejores sentimientos
de amor, perdón y entrega generosa y sacrificada.
Les veo, Señor, felices en el camino que emprenden, y andando
con diligencia y decisión. Así quiero ir siempre al encuentro de los hermanos
en mi casa y en el trabajo, en la vida social y en las diversiones.

    Ellos te encontraron en las mejores manos y con la mejor compañía:
en las manos de María y acompañado de José.
Y tú, en el pesebre, como un niño inerme y pacífico, ofreciendo bondad
y alegría, y esperando amor y acogida en los corazones.

    Tu Madre, María, la Reina, haciendo de trono real,

nos ofrece al Rey de cielos y tierras, el tesoro del Reino de los cielos.
Nos da aparentemente solo tu humanidad, tu ejemplo, tu amor,
pero en ello está tu divinidad, que nos hace hijos de Dios por la gracia.

    Gracias, Señor, por esta Reina, Madre tuya y Madre nuestra,
que encontramos en Belén y seguimos disfrutando en el camino de la vida.
Que nunca me olvide, Señor, de este amor maternal; y si alguna vez me aparto
del buen camino, que encuentre pronto la senda para volver a Ti,
con la mirada y el cariño de tu Madre y Madre nuestra, María.

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LOS SANTOS DE LA SEMANA, NUESTROS AMIGOS (31/XII/2023)

        Después de una semana completa celebrando la NAVIDAD, llegamos al final de la octava de Navidad, con la fiesta de la Sagrada Familia, el domingo, 31/XII, que seguramente hemos seguido contemplando y rezando ante esta trinidad de la tierra, Jesús, María y José, que nuestros belenes nos muestran con tanto realismo, como invitación a la piedad y al compromiso de la caridad, generosidad y misericordia con todos. Ya lo recordábamos la semana pasada, y ello sigue recomendado hasta que terminemos las navidades, y nos sintamos estimulados a vivir todos los días del año con el espíritu navideño. ¡Qué felices seríamos y cuánto bien haríamos a esta sociedad martirizada por la impiedad, las guerras, y el libertinaje que se nos quiere imponer por las fuerzas del mal, del odio y del egoísmo!
        En cuanto a los santos a tener especialmente en cuenta, volvemos, como el año pasado, a recordar, el jueves, 4/I/2024, a San Manuel González García, a quien se le renombra como el Obispo de los Sagrarios Abandonados. Vive entre 1872 y 1940. Nace en Sevilla, donde fue miembro de los “seises” o niños cantores de la Catedral. Su familia profundamente religiosa le inculta los mejores sentimientos cristianos, que él centra en la piedad eucarística.

Ante la vocación sacerdotal, se ve obligado a trabajar para costearse los estudios. Ya sacerdote, comienza ejerciendo como párroco y arcipreste en Huelva, donde hace de la Eucaristía el centro y objetivo principal de su labor sacerdotal, y donde ya manifiesta un gran celo sacerdotal, que le lleva a promover también diversas obras sociales de todo tipo. Después es nombrado, primero obispo de Málaga y luego de Palencia, donde los avatares de la República le impiden tomar posesión durante varios meses, aparte de otras dificultades, lo que no le impide seguir fomentando la devoción eucarística, en todas partes y por todos los medios posibles, para que ningún sagrario se encuentre solo, o abandonado.

        Fu
nda diversas instituciones para fomentar la piedad eucarística, que tienen muy buena acogida en todas partes y se extienden por muchas diócesis y parroquias: Marías de los sagrarios, Discípulos de San Juan, Juventud Eucarística Reparadora, y por último la Congregación Misioneras Eucarísticas de Nazaret. Y siempre urgiendo a los sacerdotes el culto y la devoción a la Eucaristía, para que llegue a los feligreses y nunca estén los Sagrarios abandonados en las Parroquias. Destacan también numerosas publicaciones, muy populares, sobre la devoción a la Eucaristía. Al final deja escrito como parte de su testamento: "Pido ser enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está! ¡Ahí está! ¡No le dejéis abandonado!". Fue beatificado por San Juan Pablo II, el 29/IV/2001, y canonizado por el Papa Francisco el 16/X/2016.
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AGENDA PASTORAL

        Al día siguiente de honrar a la Sagrada Familia, la Trinidad de la tierra, celebramos, el primer día año, octava de la Navidad, la fiesta de Santa María, Madre de Dios. Magnífico comienzo del AÑO NUEVO, que nos lleva a reafirmarnos una vez más en el cariño y protección maternal de la Santísima Virgen María. No cabe mejor comienzo del año para los cristianos. Y sobre todo, si acudimos al sacramento del perdón, para acoger el amor y la misericordia divina, y así comenzar el año con el alma en gracia de Dios. Pero esto, sobre todo si no nos hemos confesado ya para la Navidad. Además, este día queremos rezar por la paz en el mundo, en los corazones, en las familias, y por tanto en toda la sociedad.

        Y al final de la semana con la que vamos rematando la Navidad tenemos como remate de la Navidad, la celebración, el sábado, 6/I/2024, de la EPIFANIA del  Señor, es decir de la manifestación de Jesús Niño a unos “magos” venidos de Oriente, que se postran ante el portal y le ofrecen “oro, incienso y mirra”, para simbolizar y enseñarnos que Jesús vino al mundo para descansar en el corazón de todos los hombres, de todos los pueblos, de todas las razas y naciones, y de todos los tiempos de la historia, pues a la vez que se muestra Dios con nosotros, quiere ejercer su realeza sobre toda la humanidad, y nos muestra también su cercanía siendo un hombre como todos los humanos. ¡Perfecto remante celebrativo de las fiestas navideñas!
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VIDA CRISTIANA EN EL S. XXI

        Celebradas las fiestas de la Navidad, y comenzado un año nuevo, 2024, estamos más capacitados para para mirar al futuro de la Iglesia con una fe más fuerte en el amor de Dios, y una confiada esperanza en su poder, que siempre hemos de mantener. Las razones están en la fe, la esperanza y la caridad, que configuran la vida cristiana. Por ello contemplamos tantos movimientos y realidades eclesiales que siguen vivificando, y animando en la Iglesia por todo el mundo. En esta ocasión nos fijamos en HAKUNA, asociación de jóvenes, que va siendo ya multitudinaria, y que se sienten atraídos por Jesús a través de la música, las Horas Santas de adoración y oración ante la Eucaristía, la formación doctrinal y espiritual, que acogen con alegría y afán apostólico y evangelizador. Te presentamos una muestra de sus canciones, con el villancico compuesto este año para Cáritas, y que además nos sirve como remate dorado, alegre y festivo, de la Navidad. En este enlace lo tienes























































 

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