viernes, 21 de diciembre de 2018

Feliz Navidad

Cantar y rezar en Navidad

       La Navidad es fiesta y celebración religiosa por lo que recordamos y por tanto actualizamos en nuestras eucaristías haciendo que nuestro corazón se eleve a Dios en oración de alabanza, gratitud y compromiso de amor y santidad de vida. Ello hace que la Navidad para los cristianos sea siempre: celebración religiosa, celebración familiar, e inevitablemente celebración compartida con todos, familiares y vecinos, cercanos y lejanos, pobres y necesitados.
      Y la fuente, que riega y da sentido, y a la vez origina y sostiene la apertura del corazón a todos, es la oración ante el Portal de Belén, que nos recuerda el hecho histórico del Amor de Dios hecho uno de nosotros para acompañarnos con su amor por el camino de la vida; y sobre todo la oración eucarística, la Santa Misa, que nos actualiza su amor: el calor del Belén, el fuego de su predicación, el perdón y la misericordia de su Cruz, y la alegría y seguridad desbordante de su Resurrección.
       ¡Qué importante y beneficioso es, para cada uno y para cada familia, la participación en la Santa Misa cada domingo y siempre que nos sea posible!
       Y esta alegría por lo celebrado en la Navidad nos lleva a desbordarnos en colorido, luces, adornos, cánticos y felicitaciones.  Así queremos vivirlo en nuestra Parroquia, y más concretamente en nuestros corazones y nuestras familias.




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Música en Navidad

CONCIERTO NAVIDEÑO
interpretado por

La Banda Municipal de Música y
Coro Parroquial Virgen de la Guía

Domingo 23 - IV de ADVIENTO
17 h. en la
Iglesia Parroquial de la Asunción




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Oración en Navidad
       La Liturgia Eucarística de este día de Navidad nos obsequia con cuatro misas con  sus respectivas lecturas bíblicas para celebrar -y vivir- el Nacimiento de Cristo. La Misa vespertina que recuerda a María en cinta y a José admirado y receloso por esa concepción, pero que es advertido por un ángel del misterio acontecido en su mujer. La Misa de medianoche (vulgarmente llamada "misa del gallo") en que, guiados por San Lucas, se recuerda el Nacimiento de Jesús en la cueva de Belén y el anuncio del suceso a los pastores por los ángeles.
       Por la mañana, en la aurora, la Palabra de Dios nos invita a acompañar a los pastores, que adoran a Jesús en la cueva de Belén. Por fin en la Misa del mediodía, es San Juan con su prólogo, el que nos ayuda a adentrarnos en el misterio de la Navidad, cuando nos hace meditar que "la Palabra de Dios se hizo Hombre y acampó entre nosotros".  Esta  lectura evangélica será la base de nuestra oración en este día.

     Señor, me postro en este día de Navidad 
como los pastores en la cueva de Belén, 
y te presento, con humildad y confianza,  
mi profundo cariño y agradecimiento,
y mis mejores sentimientos de caridad, y entrega a Ti. 

     Te pido también que ilumines mi entendimiento y agrandes mi corazón 

para entenderte mejor al adorarte en la cuna de Belén, 
y que te acepte  con un corazón grande, noble y generoso, universal y alegre. 
Gracias, Señor, por este pasaje del prólogo de San Juan, 
que, aunque parece extrapolado de los demás relatos evangélicos, 
ha quedado insertado también como Palabra de Dios. 

¡Qué bien nos ilustra y alecciona San Juan  para entenderte  

y acogerte mejor, y más fácilmente seguirte! 
En efecto, te veo, Señor, como Palabra eterna, que creaste el mundo, 
y todo lo pusiste, con amor y por amor, en manos de los hombres, 
para que te devolviéramos todo el amor que nos sea posible. 

     Te reconozco, Señor, también como Palabra divina, 

que nos hablas a través de tu humanidad, 
y por ella nos comunicas además tu propia manera de ser y de vivir,
el Amor que nos enriquece, nos dignifica, nos diviniza,
en una palabra: que nos hace hijos de Dios. 

     ¡Qué pena dan tantas personas que no se dejan iluminar y guiar por tu Palabra! 

La única que puede dar la vida eterna, y encender los corazones humanos en amor divino, 
la que ofrece el verdadero sentido  a la vida y a la muerte, al dolor y al placer, 
al trabajo y al descanso, la que hace posible que seamos y vivamos como hijos de Dios. 

     Ante la cuna de Belén, en donde resplandece tu Gloria, 

y donde  tu Palabra se hace tan elocuente, 
me postro para pedirte por la Iglesia, por el Papa, los Obispos y los sacerdotes; 
para rogarte por la sociedad en general y por mi familia en particular; 
para encomendarte a los enfermos,  pobres, y cuantos viven solos y abandonados; 
y  para suplicarte que siempre sea consciente que te hiciste hombre, 
y naciste en Belén, para que yo sea y viva como un hijo de Dios.

(Pueden usarse otras oraciones de Navidad: Ciclo A  y Ciclo B y algunas páginas que aparecen en los ENLACES)
















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