miércoles, 7 de diciembre de 2022

El Belén

 NINGÚN HOGAR CRISTIANO SIN EL BELÉN

        Todos los años solemos aconsejar que no debe haber ningún hogar cristiano sin el Belén familiar, y que además se instale en todos lugares donde sea posible: comercios, colegios o centros sociales. Es además un modo de evangelizar y hacer apostolado con algo tan entrañable y pedagógico para todos.
        En el año 2019 el Papa Francisco nos sorprendió con una Carta Apostólica sobre la importancia de los nacimientos en los hogares y en todos los lugares posibles. Ofrecemos aquí algunas ideas de este documento. (Es muy aconsejable su lectura completa, que puedes encontrar en este enlace).



Se pregunta el Papa: 
¿Por qué el Belén suscita tanto asombro y nos conmueve?
    
        Él, el Creador del universo, se abaja a nuestra pequeñez. El don de la vida, siempre misterioso para nosotros, nos cautiva aún más viendo que Aquel que nació de María es la fuente y protección de cada vida. En Jesús, el Padre nos ha dado un hermano que viene a buscarnos cuando estamos desorientados y perdemos el rumbo; un amigo fiel que siempre está cerca de nosotros; nos ha dado su Hijo que nos perdona, y nos levanta del pecado.
        De modo particular, el pesebre es desde su origen franciscano una invitación a “sentir”, a “tocar” la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación.
        Y así, es implícitamente una llamada a seguirlo en el camino de la humildad, de la pobreza, del despojo, que desde la gruta de Belén, conduce hasta la Cruz. Es una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados.

¿Qué elementos no deben faltar en el Belén, y qué significan?

1- El cielo estrellado en la oscuridad y el silencio de la noche.
        Lo hacemos no solo por fidelidad al texto evangélico, sino también por el significado que tiene. Pensemos en cuantas veces la noche envuelve nuestras vidas. Pues bien, incluso en esos instantes, Dios no nos deja solos, sino que se hace presente para responder a las preguntas decisivas sobre el sentido de nuestra existencia: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Por qué nací en este momento? ¿Por qué amo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué moriré? Para responder a estas preguntas, Dios se hace hombre. Su cercanía trae luz, y, donde hay oscuridad, ilumina a cuantos atraviesan las tinieblas del sufrimiento.

2- Las casas pobres y humildes y los palacios antiguos
        Ellos son signo de la humanidad caída, de todo lo que está en ruinas, que está corrompido y deprimido. Este escenario dice que Jesús es la novedad en medio de un mundo viejo, y que ha venido a sanar y reconstruir, a devolverle a nuestra vida y al mundo su esplendor original.

3- Las montañas, los riachuelos, las ovejas y los pastores
        Con ello recordamos, como habían anunciado los profetas, que toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías. Los ángeles y la estrella son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor.

4- Figuras simbólicas: los pobres, mendigos. 
        Son ellos los que nos recuerdan que Dios se hace hombre para los que sienten más la necesidad de su amor y piden su cercanía. Desde el belén emerge claramente el mensaje de que no podemos dejarnos engañar por la riqueza y por tantas propuestas efímeras de felicidad.
        Son los más humildes y los más pobres quienes saben acoger el acontecimiento de la Encarnación. A Dios que viene a nuestro encuentro en el Niño Jesús, los pastores responden poniéndose en camino hacia Él, para un encuentro de amor y agradable asombro.
        Este encuentro entre Dios y sus hijos, gracias a Jesús, es el que da la vida precisamente a nuestra religión y constituye su singular belleza, y resplandece de manera particular en el pesebre.

5- El Palacio de Herodes. 
        Suele estar al fondo, cerrado, sordo al anuncio de la alegría. En el nacimiento del pesebre; Dios mismo inicia la única revolución verdadera que da esperanza y dignidad a los desheredados, a los marginados: la revolución del amor, la revolución de la ternura.


6- ¿Y otras figuras, que representan la vida actual: trabajos, costumbres, juegos, etc. etc.? 
        Parecen no tener relación alguna con los relatos bíblicos y con el Belén. Sin embargo esta imaginería pretende expresar que en este nuevo mundo inaugurado por Jesús hay espacio para todo lo que es humano y noble, y para toda criatura humana.
        Del pastor al herrero, del panadero a los músicos, de las mujeres que llevan agua a los niños que juegan, de las profesiones antiguas a las modernas industrias … … , todo esto representa la santidad cotidiana, la alegría de hacer de manera extraordinaria las cosas de todos los días, cuando Jesús comparte con nosotros su vida divina.

7- Los reyes magos
        Unos magos venidos de oriente, es decir de lejanas tierras, también se postran y adoran a Jesús. Ellos nos recuerdan que Jesús vino para salvar a todos los hombres, que con buena voluntad se le acercan, oteando el cielo -de ahí la estrella- y escuchando la naturaleza. También preguntando e informándose convenientemente. Todos somos buscadores de la Verdad, pero hemos de ser humildes, ponernos en camino para poder acoger la Verdad.

8- La GRUTA, donde encontramos las figuras de María y de José.

        María es una madre que contempla a su hijo, y lo muestra a cuantos vienen a visitarlo. Su imagen hace pensar en el gran misterio que ha envuelto a esta joven cuando Dios ha llamado a la puerta de su corazón inmaculado. Ante el anuncio del ángel, que le pedía que fuera la madre de Dios, María respondió con obediencia plena y total. Sus palabras “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38), son para nosotros el testimonio del abandono en la fe a la voluntad de Dios.
        José está en una actitud de protección del Niño y de su madre. Él fue el primer educador de Jesús, niño y adolescente. José llevaba en su corazón el gran misterio que envolvía a Jesús y a María, su esposa, y como hombre justo confió siempre en la voluntad de Dios y la puso en práctica.

9- Y en la gruta la imagen del NIÑO JESÚS.
        Dios se presenta así en un niño, para ser recibido en nuestros brazos. En la debilidad y en la fragilidad esconde su poder que todo lo crea y transforma.
        El modo de actuar de Dios casi aturde, porque parece imposible que Él renuncie a su gloria para hacerse hombre como nosotros. El pesebre, mientras nos muestra a Dios tal y como ha venido al mundo, nos invita a pensar en nuestra vida injertada en la de Dios; nos invita a ser discípulos suyos si queremos alcanzar el sentido último de la vida.





¡¡Feliz Navidad, en tu hogar, junto al Belén!!







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