FIESTA DE LAS CANDELAS (2/ll/2025)
Estamos en la cuarta semana del Tiempo Ordinario, y por tanto hoy es el cuarto domingo de este tiempo litúrgico, pero por coincidir con la Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, y la Purificación de María, esta destaca sobre el domingo ordinario y por eso esta es la fiesta que celebramos hoy. Y por este motivo presentamos y meditamos el evangelio propio de la solemnidad del dos de febrero, también llamado Fiesta de las Candelas.- Lc 2,22-40: Mis ojos han visto a tu Salvador.
Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Con ilusión y alegría queremos acompañar a este matrimonio, que feliz y esperanzado acude al templo para cumplir lo que manda la ley judía. Con fidelidad y naturalidad se someten a todo lo humano como lo exige la encarnación. ¡Gracias, Señor, por empezar siendo nuestro maestro!
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado
Con ilusión y alegría queremos acompañar a este matrimonio, que feliz y esperanzado acude al templo para cumplir lo que manda la ley judía. Con fidelidad y naturalidad se someten a todo lo humano como lo exige la encarnación. ¡Gracias, Señor, por empezar siendo nuestro maestro!
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado
ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
Qué alegría encontrarnos por la vida con personas “entradas en años” honradas, sensatas, ejemplos de vida y santidad! Sin duda, Señor, son merecedoras de nuestro aplauso, agradecimiento, e imitación. Ellos merecen morirse en paz.
Como Simeón queremos verte, Señor, como Salvador y Luz, que alumbre todos los corazones y todas las naciones, Ayúdanos, Señor, a acoger esa Luz, y seguirla, para ir seguros y gozosos por los caminos de la vida.
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción -y a ti misma una espada te traspasará el alma-, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».
Con la alegría del acontecimiento, Señor, viene la cruz, el dolor y la contradicción para el Niño, y sobre todo para su madre. Gracias, Señor, por prepararla convenientemente con la alegría y el dolor, con los reconocimientos y los desprecios, para ser también nuestra madre y podernos acoger a su cariño y calor maternal. Que sepamos estar siempre a su lado, y en su compañía.
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Otra mujer de avanzada en edad, buena, piadosa y servicial, te acoge con ilusión y segura esperanza. Así premias, Señor, a los que son fieles. Que aprendamos de estos ejemplos a ser fieles, perseverantes y luchadores por mantener tu compañía, tu amor y tu misericordia.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.
Por fin un resumen de tu vida “en este valle de lágrimas” que nos marca el camino y la marcha necesaria: ir creciendo en edad, sabiduría y gracia de Dios. Qué buena propuesta de vida y santidad. ¡Ayúdanos, Señor, a concretarla cada día con la fidelidad y naturalidad de la vida ordinaria, del trabajo profesional y de la vida familiar y social!
luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
Qué alegría encontrarnos por la vida con personas “entradas en años” honradas, sensatas, ejemplos de vida y santidad! Sin duda, Señor, son merecedoras de nuestro aplauso, agradecimiento, e imitación. Ellos merecen morirse en paz.
Como Simeón queremos verte, Señor, como Salvador y Luz, que alumbre todos los corazones y todas las naciones, Ayúdanos, Señor, a acoger esa Luz, y seguirla, para ir seguros y gozosos por los caminos de la vida.
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción -y a ti misma una espada te traspasará el alma-, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».
Con la alegría del acontecimiento, Señor, viene la cruz, el dolor y la contradicción para el Niño, y sobre todo para su madre. Gracias, Señor, por prepararla convenientemente con la alegría y el dolor, con los reconocimientos y los desprecios, para ser también nuestra madre y podernos acoger a su cariño y calor maternal. Que sepamos estar siempre a su lado, y en su compañía.
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Otra mujer de avanzada en edad, buena, piadosa y servicial, te acoge con ilusión y segura esperanza. Así premias, Señor, a los que son fieles. Que aprendamos de estos ejemplos a ser fieles, perseverantes y luchadores por mantener tu compañía, tu amor y tu misericordia.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.
Por fin un resumen de tu vida “en este valle de lágrimas” que nos marca el camino y la marcha necesaria: ir creciendo en edad, sabiduría y gracia de Dios. Qué buena propuesta de vida y santidad. ¡Ayúdanos, Señor, a concretarla cada día con la fidelidad y naturalidad de la vida ordinaria, del trabajo profesional y de la vida familiar y social!
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LOS SANTOS DE LA SEMANA, NUESTROS AMIGOS (2/II/2025)(Proponemos un pequeño esbozo de algunos santos o beatos, que celebramos cada semana, y que puedan servir como modelos de vida cristiana, maestros en la fe y en la práctica de la caridad, y en consecuencia intercesores cercanos y asequibles. Queremos que sea una propuesta para leer y conocer más ampliamente sus vidas acudiendo a otras páginas, como santorales que tanto abundan en las redes sociales).
Comenzamos la semana celebrando la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, y de la Purificación de la Virgen María, popularmente llamada Fiesta de las candelas. Una vez más la Virgen, que sale a nuestro caminar cristiano, para encontrarnos también con otros cristianos especialmente ejemplares, con los que queremos también caminar y apoyarnos en ellos tratando de imitarles y de contar con su intercesión.
Un sacerdote ejemplar
Esta semana destacamos en primer lugar, el lunes 3/II, al Beato Alois Audritzki (1914-1943), sacerdote diocesano y mártir, asesinado por los nazis en la cárcel de Dachau, Alemania, mediante una inyección letal. En su corta vida sacerdotal dejo
un preclaro ejemplo de bondad y entrega a los demás. Su testimonio fue bálsamo para todos los compañeros presos. De él se ha escrito: “En el terror en el que vivían en el campo de concentración de Dachau se decía de Alois que, quien lo veía por la mañana, permanecía lleno de alegría toda la jornada”. Maravilloso ejemplo, que nos hacen desear su amistad, cercanía y protección.
Una santa africana universal
El martes, 8/II, celebramos a Santa Josefina Bakhita (1869-1947), religiosa canosiana, nacida en Derfur, Sudán. Su infancia transcurrió sirviendo a varios señores, que la compraban y vendían, tratándola como una esclava. Por fin fue “comprada” por un negociante italiano, con quien pudo sentir un poco la libertad y el cariño. Por diversas circunstancias vuelve a Italia y la lleva consigo. Allí es acogida por una familia, que la trata con todo cariño y respeto. Se alegría desbordante y su bondad le granjea amistades y agasajos. Después de conocer el cristianismo y a su Amigo Jesús, se bautiza y se confirma y hace la Primera
Comunión, por lo que se sentía la mujer más feliz del mundo. Toma como nombre propio Josefina Margarita Afortunada, y pronto decidió hacerse religiosa canosiana, en el Instituto de las Hermanas de la Caridad, donde destaca por su alegría, servicio a todos, lo que la hace muy conocida, fama que ella aprovecha para ser más servicial y solidaria, pues veía a Jesús en todas las personas a las que servía y trataba. Su muerte fue un acontecimiento especial. Su cadáver tuvo que ser expuesto a los fieles durante tres días. Fue canonizada por San Juan Pablo II el 31/V/2000. Puede merecer la pena conocer un poco más su biografía. En este enlace puedes hacerlo. Es una alegría, siempre comprometedora, conocer e intimar en amistad con estas personas tan bondadosas y serviciales.
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AGENDA PASTORAL
En primer ligar recordamos que el domingo, dos de febrero, terminamos en la Parroquia la Novena a la Virgen de la Guía, nuestra patrona, con la Fiesta de la Presentación del Señor, o Purificación de la Virgen, popularmente llamado el Día de las Candelas, con la Bendición de los niños bautizados en el último año, así como a sus madres.
Destacamos también el jueves, día 6/II, que tendremos Jueves Eucarístico, con el Santísimo expuesto para nuestra adoración personal y comunitaria, desde las 17 hasta las 19, 30 horas con la posibilidad de acercarse al sacramento de la Confesión. El tema de reflexión girará en torno al Año Jubilar 2025, que estamos ya celebrando.
(Proponemos en esta sección algunos testimonios de cristianos actuales -con el tiempo, a algunos quizá se les considere santos- cuyo testimonio de vida es ejemplar como ciudadanos cristianos; y también destacamos acontecimientos, o celebraciones de diverso tipo, que testimonian y promueven el bien, la paz y el amor cristiano en la familia, y en la sociedad en general).
La santidad cristiana y el apostolado corresponde a todo cristiano, y se puede manifestar en las situaciones personales más diversas. Una vez mas son los deportistas, que como testimonios ejemplares nos alegran, nos interpelan y nos animan a ser testigos de Jesucristo. Este artículo nos lo confirma: “Fe sin complejos en el campeonato universitario de futbol americano”. Puedes leerlo en este enlace de la revista Omnes.
Un ejemplo admirable ante la enfermedad es el que nos da este sacerdote que, llevando con alegría su enfermedad, se convierte en apóstol para los enfermos. “Fallece sacerdote del Opus Dei: un ejemplo de fe y esperanza para todos” Aquí puedes leerlo.
La santidad cristiana y el apostolado corresponde a todo cristiano, y se puede manifestar en las situaciones personales más diversas. Una vez mas son los deportistas, que como testimonios ejemplares nos alegran, nos interpelan y nos animan a ser testigos de Jesucristo. Este artículo nos lo confirma: “Fe sin complejos en el campeonato universitario de futbol americano”. Puedes leerlo en este enlace de la revista Omnes.
Un ejemplo admirable ante la enfermedad es el que nos da este sacerdote que, llevando con alegría su enfermedad, se convierte en apóstol para los enfermos. “Fallece sacerdote del Opus Dei: un ejemplo de fe y esperanza para todos” Aquí puedes leerlo.