viernes, 21 de marzo de 2025

Altavoz Parroquial: 23/III/2025

III DOMINGO CUARESMA – C

Evangelio de la Misa: Lc 13,1-9

Responsabilidad personal

    Hoy se podría leer en la Santa Misa, como todos los años el evangelio de la Samaritana, pues tal es la importancia que este pasaje tiene, especialmente en la Cuaresma.
    No obstante, consideramos el propio evangelio de este día, que también se acomoda perfectamente al tiempo cuaresmal, pues ayuda a vivir y profundizar en la Conversión personal, que se debe intensificar en este tiempo litúrgico, preparatorio de la Semana Santa, y más concretamente de la celebración de la Pascua de Resurrección de Jesús. En la misma dirección están orientadas todas las lecturas de la Misa.

       
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    Jesús respondió: “¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores 
que los demás galileos porque han padecido esto? Os digo que no; 
y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo”.

    Metidos de lleno en la Cuaresma, Señor, sigues clamándonos
por la conversión del corazón y de la vida práctica.
¡Gracias por estas llamadas de atención que nos haces!
Que de verdad las oigamos y las meditemos
y las tengamos en cuenta en nuestras obras.

    También, Señor, resultan muy oportunas para nosotros
las advertencias hechas a los que criticaban a algunos galileos
por el modo como ofrecían los sacrificios en el templo.

    La soberbia, que nos acompaña siempre, nos domina y nos lleva
a juzgar ligeramente o a criticar con dureza a los que parecen
no tener fe, o viven alegremente sin exigirse en piedad y caridad,
o parecen tener poca profesionalidad o seriedad en la vida.
Incluso, a veces, nos creemos mejores que ellos porque cumplimos
algunos deberes religiosos y hacemos algunas obras de caridad
o mantenemos las formas externas de vida y convivencia social.












    Que seamos, Señor, humildes y sinceros, para escucharte y entenderte.
Que nunca olvidemos tus palabras admonitorias:
“Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera”.
Con claridad y urgencia, Señor, nos invitas a la verdadera conversión
del corazón y de la vida. ¡Gracias, Señor, por estas llamadas!
Queremos, Señor, ser viña fecunda, 
o mejor, queremos cultivar nuestra viña personal.
Comprendemos tu amor al darnos la vida
cuidándola con tantos talentos como estamos recibiendo de Ti:
la salud o la enfermedad, la familia y los amigos, el tiempo de trabajar,
de convivir, de divertirnos y de ayudar a los demás;
además de tantos bienes materiales y sociales.

    Esperas, Señor, que seamos nosotros quienes personalmente 
los cultivemos, los trabajemos, los aprovechemos. 
Ayúdanos a ser verdaderamente responsables
de todo ello y por tanto que nunca cejemos en nuestro afán
por la santidad personal y por el apostolado.
Te prometemos, Señor, avanzar en esta responsabilidad durante esta Cuaresma.

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LOS SANTOS DE LA SEMANA, NUESTROS AMIGOS (23/III/2025)
    (Proponemos un pequeño esbozo de algunos santos o beatos, que celebramos cada semana, y que puedan servir como modelos de vida cristiana, maestros en la fe y en la práctica de la caridad, y en consecuencia intercesores cercanos y asequibles. Queremos que sea una propuesta para leer y conocer más ampliamente sus vidas acudiendo a otras páginas, como santorales que tanto abundan en las redes sociales).

Obispos ejemplares
    Nos fijamos esta semana en dos obispos ejemplares y ambos merecedores de nuestro cariño y admiración, de su imitación y protección. Distantes en cuatro siglos, pero ambos maestros de bondad y entrega a su ministerio de servicio a la Iglesia y defensa de los derechos humanos.

    En primer lugar, celebramos el domingo, 23/III, a Santo Toribio de Mogrovejo, obispo de Lima (1538-1606), español, nacido en Mayorga, entonces provincia de León. Pronto destacó por sus cualidades intelectuales, y por su bondad al servicio de todos. Aún todavía laico, Felipe II le propone como obispo de Lima, donde abundaban los desórdenes de todo tipo, eclesiales y sociales. Después de prepararse convenientemente se dirige a Lima, donde pronto se hace con las riendas de la situación y trabaja denodadamente como obispo para arreglar los múltiples problemas, y sobre todo para forjar cristianos cabales e instituciones sociales y eclesiales que promocionan a las gentes y les acerquen a Dios. Hubo de soportar muchas dificultades y contrariedades, pero él con su bondad y entusiasmo, con trabajo y servicio, y al mismo tiempo con fe en la Providencia consiguió lo que parecía imposible. San Juan Pablo II en 1983 lo nombra Patrono del Episcopado latinoamericano.


    También el lunes, 24/III, celebramos a otro obispo más cercano a nosotros, del que muchos recordamos todavía su labor eclesial y social en su país, y por tanto en la Iglesia. Es San Oscar Arnulfo Romero Galdámez (1917-1980) arzobispo de San Salvador, capital de El Salvador, llamado popularmente “padre de los pobres”. Con una historia digna de los grandes apóstoles, y una muerte merecedora del reconocimiento como mártir de la Iglesia por defender su fe y a su gente maltratada y oprimida por intereses económicos y políticos. Realmente fue asesinado por odio a la fe, que él vivía con autenticidad, mientras celebraba la Santa Misa. Fue beatificado por el papa Francisco el 23/V/2015, y reconocido como santo el 14/X/2018.

    Dos obispos de diversos siglos, que brillan con luz propia en la historia, y que son merecedores de nuestra amistad y cariño, y de tenerlos como guías e intercesores en nuestra vida.

Santidad en la vida ordinaria
    Otro ejemplo de santidad celebramos el domingo, 23/III. Es el Beato Álvaro del Portillo Diez de Sollano, obispo, prelado del Opus Dei, primer sucesor del santo fundador Josemaría Escrivá de Balaguer. Nació en Madrid, España, el 11/III/1914, y murió en Roma, Italia, en 1994.
    Como hagiografía transcribimos algunos párrafos de la carta pública que dirigió SS el papa Francisco al prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, con motivo de su beatificación, y que resume muy bien los motivos de la proclamación del beato, y las razones por las que puede ser un amigo ejemplar, un maestro sabio y un padre cariñoso y cercano, por lo que merece la pena tratarle, quererle y acogerse a su protección.
    Querido hermano: La beatificación del siervo de Dios Álvaro del Portillo, colaborador fiel y primer sucesor de san Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei, representa un momento de especial alegría para todos los fieles de esa Prelatura, así como también para ti, que durante tanto tiempo fuiste testigo de su amor a Dios y a los demás, de su fidelidad a la Iglesia y a su vocación. También yo deseo unirme a vuestra alegría y dar gracias a Dios que embellece el rostro de la Iglesia con la santidad de sus hijos.
    Su beatificación tendrá lugar en Madrid, la ciudad en la que nació y en la que transcurrió su infancia y juventud, con una existencia forjada en la sencillez de la vida familiar, en la amistad y el servicio a los demás, como cuando iba a los barrios para ayudar en la formación humana y cristiana de tantas personas necesitadas. Y allí tuvo lugar sobre todo el acontecimiento que selló definitivamente el rumbo de su vida: el encuentro con san Josemaría Escrivá, de quien aprendió a enamorarse cada día más de Cristo. Sí, enamorarse de Cristo. Éste es el camino de santidad

que ha de recorrer todo cristiano: dejarse amar por el Señor, abrir el corazón a su amor y permitir que sea él el que guíe nuestra vida.

    Me gusta recordar la jaculatoria que el siervo de Dios solía repetir con frecuencia, especialmente en las celebraciones y aniversarios personales: «¡gracias, perdón, ayúdame más!». Son palabras que nos acercan a la realidad de su vida interior y su trato con el Señor, y que pueden ayudarnos también a nosotros a dar un nuevo impulso a nuestra propia vida cristiana… … ... ...
    ¡Gracias, perdón, ayúdame! En estas palabras se expresa la tensión de una existencia centrada en Dios. De alguien que ha sido tocado por el Amor más grande y vive totalmente de ese amor. De alguien que, aun experimentando sus flaquezas y límites humanos, confía en la misericordia del Señor y quiere que todos los hombres, sus hermanos, la experimenten también.
    Querido hermano, el beato Álvaro del Portillo nos envía un mensaje muy claro, nos dice que nos fiemos del Señor, que él es nuestro hermano, nuestro amigo que nunca nos defrauda y que siempre está a nuestro lado. Nos anima a no tener miedo de ir a contracorriente y de sufrir por anunciar el Evangelio. Nos enseña además que en la sencillez y cotidianidad de nuestra vida podemos encontrar un camino seguro de santidad. (La carta completa se puede leer en este enlace).
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AGENDA PASTORAL

    Seguimos recordando el miércoles, día 5/II, cuando recibíamos la ceniza durante la celebración de la Santa Misa con lo que comenzábamos la Cuaresma. La ceniza sobre nuestras cabezas nos recordaba que “somos polvo y al polvo volveremos” y por tanto que no olvidemos “arrepentirnos y creer en el Evangelio”. Es la oración como encuentro puntual, frecuente, incluso diríamos habitual, con Cristo -pues San Pablo nos dice: “ya comáis ya bebáis, hacedlo todo para gloria de Dios”- lo que más encauza y favorece la conversión o santidad cristiana. Por eso debemos “practicarla” habitualmente, y con más asiduidad en la Cuaresma.

   
     Y junto a la oración, tenemos la mortificación o penitencia que es como “la oración de los sentidos”. Oración y mortificación o penitencia, que nos llevan necesariamente a reconocernos, como humanos, necesitados de hacer penitencia por nuestros pecados y por nuestra poca correspondencia a las gracias del Señor. Serán pequeñas faltas, superficialidad, conformarnos con la mediocridad, no ser malos, pero tampoco esforzarnos por ser siempre buenos y generosos con los demás y tampoco con Dios. Pues de eso debemos arrepentirnos también, y llevarlo a la Confesión, para encontrar mayor paz, alegría e ilusión por convertirnos en “atletas de la santidad”.
Por eso es bueno confesarse con frecuencia, y sobre todo en Cuaresma
. En la Parroquia, todos los días, una hora antes de la Misa de la tarde, es tiempo de confesiones, y en otros pueblos también los domingos antes de la Santa Misa. Y por supuesto tienen especial preferencia los enfermos, que pueden pedir la Confesión y Comunión siempre que lo deseen, así como recibir la visita del sacerdote en cualquier día.


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VIDA CRISTIANA EN EL S. XXI
    (Proponemos en esta sección algunos testimonios de cristianos actuales -con el tiempo, a algunos quizá se les considere santos- cuyo testimonio de vida es ejemplar como ciudadanos cristianos; y también destacamos acontecimientos, o celebraciones de diverso tipo, que testimonian y promueven el bien, la paz y el amor cristiano en la familia, y en la sociedad en general).

    En primer lugar abundamos en la vida de los cristianos en estos momentos que vivimos, y en concreto en la Cuaresma, que deseamos sea un tiempo de conversión, pero con la alegría y la paz que esa vivencia proporciona. Ofrecemos un articulo que puede ayudar, titulado "Vivir con sencillez la Cuaresma: cinco aspectos para centrarse en lo que realmente es importante".


    Así comienza el artículo:
    La vida, sobre todo en el mundo que vivimos actualmente, es en muchas ocasiones compleja. Prisas, mucho trabajo, poco tiempo para poder dedicar a los demás, atascos… Y esto vale para padres de familia, jóvenes o personas mayores.
    Muchos anhelan la simplicidad, y en cierto modo Dios se manifiesta en los sencillos y en lo sencillo. La Cuaresma es un excelente momento para que cada uno examine su propia vida, evaluar nuestras prioridades y analizar cómo estamos gastando nuestro tiempo.
    Sam Guzmám, editor de The Catholic Gentleman, habla de algunos elementos que ha aprendido en sus luchas para simplificar y acabar contra el caos de la vida, siendo totalmente aplicables para esta Cuaresma, un momento idóneo para esta reflexión: para ello: 1º Priorizar, 2º Reduce el consumo, 3º Vivir el momento, (el único momento que Dios da, es el presente), 4º Practica la gratitud, 5º Reza.
    Sin duda, excelentes consejos a tener en cuenta, y que puedes entender mejor en este enlace. 
    Como ejemplos a considerar, destacamos la noticia: Cincuenta adultos se preparan para ser bautizados en Valencia, que aquí puedes ver.













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